Campeche, Camp. Octubre 2 de 1986.

Para Rosana Villegas
Donde se encuentre

M'hija dinda:

Pidiéndote, antes que nada, que no me tengas sin noticias tuyas, te diré: aquí las cosas marchan al ritmo que ya conoces (no sé de Gusti, a ver cómo le va a su vuelta). Me caí de la hamaca. ¡Tremendo batacazo!, aunque la cosa no llegó a mayores. La misma hamaca de la que se cayó Gusti... no, no falló el gancho que remendé: el roce gastó la reata, que no tenía [aquí pone un dibujito de los ganchos como S que se usan para colgar hamacas] y se reventó. Las gatas y yo comemos, unas veces cocido y otras fiambres, pero se cumple el ritual.

En el campo. Esta semana comienza la pizca del maíz. Bajó el precio de la semilla de calabaza, de modo que la recogida de ésta (para sacar y asolear la semilla) hubo que aplazarla. La casa (del ranchito) casi totalmente techada, hechas ya las divisiones y cercadas las que serán paredes exteriores —una vez "entortadas" con tierra (lodo)—. En fin...

Pero en realidad, hija, no te escribo para contarte estas cosas, otras me inquietan: tú, particularmente, y sobre esta inquietud quiero platicarte, como creo que debe hacerlo el Ta de siempre:

Tengo la impresión, mejor dicho, el presentimiento, de que te preocupa (o de que al menos piensas) que, si tus planes o proyectos no se concilian con los míos, pueda yo verme precisado a cambiar éstos y, al respecto, te digo para tu completa tranquilidad: mis planes, por lo que a Campeche se refiere, en ningún momento descansarán sobre tu posible permanencia aquí. Tu presencia en Campeche, independientemente de que halaga mis más íntimos sentimientos, fue el resultado de una decisión libremente tomada por ti, que, según tus propias palabras, "estabas harta" de México, lo que significa y lo que en él se asienta.

La coincidencia de que fuera Campeche elegido por ambos se debió, en mi caso, a que se conjugaban mi hartazgo (también) de México, con el "buen pretexto" de que aquí me haría olvidar un poco el tedio de vivir (sirviéndome de entretenimiento) intentar alguna producción en las tierras que aquí teníamos olvidadas.

Por tu parte, la idea de que el cambio de la capital (su caos), por la tranquilidad de una provincia, podrían beneficiarte, particularmente en el orden emocional, de donde se derivaría un estado de ánimo más propicio para decidir (tú por ti misma) el derrotero que sientes que debes darle a tus inquietudes y anhelos; afectos aparte.

Coincidimos, pues, en Campeche, porque acá nos trajeron, no objetivos comunes, sino respectivas (tal vez indeclaradas) esperanzas de hallar en la lejanía de México la paz interior que una y otro buscamos lejos de donde asentamos los pies, porque nos impele una imaginación inconforme.

Ahora bien, hija querida: mi particular interés está en que tus deseos de realizar "algo" en lo creativo, de encontrar el sitio, el clima (aun espiritual) donde realizar ese algo, y la gente cerca de la cual puedas ver cumplidos tus anhelos, y, estando mi interés, repito, en que todo esto se cumpla para ti, quiero asegurarte que cuenta con mi apoyo cualquier decisión que tomes, cualquier intento que hagas por lograrlo, en el sitio y tiempo que decidas. Si va implícito un nuevo "cambio de casa", pues lo hacemos y ya. Si quedamos "retirados", no nos faltará modo de "encontrarnos", aun cuando sea "de cuando en cuando". Lo importante, pienso, está en que nos mantenga espiritualmente unidos el cariño; que si éste no lo hay, de nada sirven cercanías, y no necesito asegurarte lo inmenso de mi cariño.

Así pues, m'hija dinda; toma tus decisiones sin la "tensión" que pueda producirte la idea de "obligación" respecto a la casa de Campeche; otras hemos tenido, otras has tenido tú, y otras tendremos aún.

Que haya paz en tu espíritu y afectos en tu vida. Que no decaiga tu voluntad de hallarlos. Yo estaré contento, tanto si los ves cumplidos, como si luchas por lograrlos.

"Donde quiera" puedes recibir mis besos, "aunque sea" por carta, que, como los que aquí te mando, nunca llevarán menos cariño.

Ta.

Abril 17, 1981, Champotón

Roxy, hija:

Hoy leí la esquela con la noticia del fallecimiento de Nachito, tu amigo que sé que mucho querías; que todos querían. Ya, telefónicamente, tu mamá me había informado de lo patético del mismo. De la forma en que te había afectado. Cómo lo siento, hija. Lloré con la nota que hicieron publicar ustedes, sus amigos. Se fue un buen amigo tuyo; nada llenará el vacío que quedará en ti. Nada compensa, nunca, la pérdida de un amigo.

Era un lindo chamaco. Tendré siempre presente su rostro vivaz, su chispeante mirada, su contagiosa alegría, su natural desparpajo, la cordial simpatía de su saludo: '¡Hola Amado!' Sabía poner espontáneo calor al saludarme.

Un día me preguntaste: 'Papá, ¿crees en Dios?' Hoy recuerdo tu pregunta, y siento en mí un inmenso vacío de respuestas. Y un vacío de preguntas. No te escribo para darte unas o formularte otras. Te escribo porque habría querido estar contigo, acompañarte, hacerte saber que hago mío tu dolor, abrazarte y sólo decirte: 'Hija, hija, cómo lo siento; estoy muy triste.'

Besos,

Ta
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Agosto 11 de 1974

Rosana, Sol de mi vida:

Hoy cumples doce años y, aunque no estás conmigo, hay fiesta en mi corazón, porque llegas a esa edad siendo una niña alegre y adorable, cariñosa y buena; porque eres estudiosa; porque eres de alma noble; porque eres hacendosa y porque eres como siempre te pedí que fueras: limpia de cuerpo y de alma.

Hay fiesta en mi corazón, por la alegría que me produce el saberte mi hija. Una hija que trajo a mi corazón, a mi vida, con su amor, la mayor dulzura que pueda experimentar y a la que pueda aspirar cualquier humano. Que Dios te bendiga, te llene de bienes y te dé, multiplicada, toda la felicidad que tú le das a tu viejo Tato.

Todos nos hemos acordado mucho de ti en este día y, en tu cuarto, te espera un regalo sorpresa.

La Cannabis, desconocida*; los pericos, bien, y tu Tato, con muchas ganas de darte los miles de besos que aquí te manda.

Tato

*Era mi perra. No me acuerdo a qué se refiere.

Agosto 11, 1971.
Chilpancingo




Julio 1/69, Campeche

Amor de mis amores:


Recibí los dos lindos dibujos que me mandaste; inmediatamente los puse bajo el vidrio de mi escritorio. Te envío miles de besos por ellos y por las preciosas frases que en cada uno escribiste. Eres un sol mi bonita.

Tengo noticias de que ya empezó a aflojársete un dientito más; voy a escribirle al ratón, pidiéndole que me deje aquí la monedita que piense darte a cambio de tu dientito, para que tenga yo el gusto de dártela a nombre suyo cuando vengas.

Tengo muchos deseos de verte; pero también de saber que eres buena y estudiosa. No olvides que es muy importante que lo seas; así como obediente y limpia de cuerpo y alma. ¿Recuerdas que siempre te lo digo?

¿Estás aprendiéndote las tablas de multiplicar? ¿Todavía no te dicen que debes aprenderte además las de dividir? ¡No lo puedo creer!

Escríbeme y cuéntame cositas: lo que te pasa, lo que te gusta, lo que haces... lo que quieras decirme; lo que creas que me gustaría que me escribieras.

Cuando vengas, daremos paseos a la orilla del mar; en la nochecita, porque el sol pega fuerte por acá. Veremos unos parques con flores y hojas muy bonitos, algunos con grandes árboles. Distintos al parque Lira; con flores distintas, también, a las que allí te gusta ver; pero que estoy seguro de que te parecerán ‘preciosas’ como dices tú.

Mientras tanto, sol de mi vida, recibe besos de tu Tato que te adora.


Octubre 28/69, Campeche

Hijita mía adorada:

Recibí tu cartita del día 18 de este mes. No vino acompañada del dibujo que me has acostumbrado a recibir con tus cartas. No olvides enviarme algún dibujito con cada una de las próximas cartas que me escribas. Me encantan esos dibujos y me produce una gran alegría recibirlos. Ya sabes que los pongo bajo el vidrio de mi escritorio, con lo que además de adornar mi oficina me hacen tener presente que mi linda los dibujó pensando en su Tato. Las gentes para las que enviaste saludos (lo que a todos les dio mucho gusto) me piden darte las gracias porque te acordaste de ellas y todos me dijeron que te haga saber que te recuerdan con afecto. Cosa que me han dicho otras personas que no mencionas, tales como nuestra amiga Yolanda, la de la casa (...) que quiso tu dirección; su compañera, la morenita, me pidió saludarte. La (...) y su hija la de los ojos verdes, cuyo nombre no recuerdo; la hermana de doña Fina y su hija Silvia, la que le hizo algunos vestidos a tu mamá; la esposa de Pozos, en cuya casa comí en días pasados un buen guiso de pavo de monte. Un señor que trabaja en Telégrafos, que nunca me había hablado y que alguna vez te vio conmigo en el Kalúa, me preguntó por qué no te había visto últimamente. Del Kalúa se acuerdan de ti Pablo, doña Panchita (la viejita del hipil), el pinche (no sé cómo se llama), Pepe y el chaparro. Pepe se acuerda que le decías Pepino. El de la botica de la esquina cercana a la casa y el gordito moreno, medio pelón de la botica que está en la misma calle y acera del Kalúa. El viejón que llegaba al Kalúa a vender billetes de lotería y una vieja flaca del mismo oficio. En fin: medio Campeche te recuerda.

Imagino que te has portado bien y que no habrás olvidado que debes ser obediente y buena, limpia de cuerpo y alma, estudiosa y hacendosa y alegre siempre para que todos te quieran.

Mi Sol, como yo no sé dibujar, no puedo enviarte un lindo dibujo, como quisiera hacerlo; pero te contaré un cuento. Imagino que te lo leerá tu mamá, como seguramente lo ha venido haciendo hasta aquí, pues no creo que puedas con mi letra, ¡...y eso que trato de hacerla legible!

Miles de besos
Tato


Noviembre 3/69

Sol de mi vida:

No he terminado el cuento; me ha resultado algo largo y no me ha sido posible dedicarle más que unos momentos en las noches; lo terminaré y te lo enviaré esta misma semana; pero no quiero dejar de mandarte mi carta, pues hace ya bastantes días que recibí tu cartita que contesto y no me parece que deba yo dar oportunidad para que mi linda piense que su Tato no la tiene presente. Siempre estarás en mi pensamiento hijita mía.

Miles de besos
Tato

Nadie más me ha escrito, por eso a nadie más le escribo.
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